La paloma de la paz de Picasso fue un encargo al pintor malagueño para el I Congreso Mundial por la Paz, que tuvo lugar en París en 1949.
La imagen fue un éxito rotundo y se convirtió en un emblema para las ediciones posteriores y en un símbolo de paz, libertad e igualdad en todo el mundo.
Se trata de una litografía de una paloma blanca sobre un fondo negro, en la que destacan los tonos suaves con los que el pintor malagueño logra recrear el plumaje del ave. Fernand Mourlot, dueño de uno de los más grandes talleres de grabado y litografía de París, dijo de la obra que era «una de las litografías más bellas jamás conseguidas».
El éxito del póster fue tal que Picasso fue invitado a realizar variaciones del dibujo de la paloma para ediciones posteriores de los Congresos Mundiales por la Paz. Para estas variaciones, optó por líneas gráficas más sencillas.
Las palomas siguieron acompañándolo a lo largo de su vida, ya que eran habituales en sus estudios y casas. De hecho, la víspera del I Congreso Mundial por la Paz de París, el pintor fue padre de una niña a la que decidió llamar Paloma.
Desde 1945 hasta su muerte, Picasso participó en varias ediciones benéficas para las que llevó a cabo pósters, láminas, dibujos e incluso insignias con sus famosas palomas de la paz.
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