Mata Hari es el apodo con el que se conoce a Margarethe Geertruida Zelle, la bailarina exótica de cabaret y espía durante la I Guerra Mundial, con fama internacional.
La madre de Margaretha tenía ascendencias javanesas. Fallecida cuando la joven tenía poco más de 15 años, utilizó ese exótico origen materno para iniciar un sinfín de invenciones sobre su vida que no cejarían hasta su muerte. Su padre se casó de nuevo, y Margaretha se desligó de él.
Margaretha tenía predilección por los hombres de armas. Su pasión llegó hasta el punto de contraer matrimonio con un militar al que ni siquiera conocía. Cuando tenía 18 años respondió a un anuncio de prensa de un oficial holandés alcohólico y asiduo a los burdeles. Se casaron cuando ella tenía 19 años y el 20 más que ella.
Margaretha utilizó su ascendente oriental y se inventó a «Mata Hari». Fue modelo y bailarina e inventó todo tipo de historias fascinantes sobre su origen oriental. Esas historias fueron la carta de presentación de Mata Hari, cuyo significado era la «Pupila de la Aurora».
Lo cierto fue que sus espectáculos se llenaban gracias a sus bailes con escasez de ropa y consiguió mantener un alto nivel de vida al ejercer como «cortesana de lujo».
Por grandes sumas de dinero, Mata Hari aceptó recabar información militar de Francia y se fue a París, donde contactó con el jefe del Servicio de Espionaje y Contraespionaje francés convirtiéndose en ese momento en una agente doble.
La ejecución de Mata Hari está llena de datos no corroborados... Entre ellos que no aceptó taparse los ojos con una venda o que saludó al pelotón con un beso de despedida. En la madrugada del lunes, 15 de Octubre de 1.917, un vehículo militar gris sale de la prisión “Saint-Lazare”, en el centro de París. En él, acompañada por dos monjas y su abogada, va una mujer holandesa de 41 años, con un abrigo largo y un amplio sombrero.Llegando a Chateau de Vincennes, a las afueras de París, “Mata Hari” es llevada a un poste, frente a un pelotón de fusilamiento, formado por 12 soldados.
Se le informa que su petición de clemencia al Presidente de Francia ha sido denegada. Tras un breve momento de abatimiento, se recupera y dice a la monja que la asiste: "¡No tema nada, madre! ¡Va a contemplar una muerte hermosa!" Y al doctor, con quien ha hecho una amistad genuina, le informa: "¡He dormido muy bien! Otro día no le habría perdonado que me despertara tan temprano. ¿Qué sentido tiene esta costumbre de ejecutar a los condenados en la madrugada? En la India, la muerte es una ceremonia que se celebra en pleno día, en medio de la muchedumbre coronada de jazmines… Me gustaría ir a Vincennes a medio día, después de haber comido bien. De cualquier manera, no creo que me fusilarán en ayunas. ¿Qué podría comer, mi querido doctor?" Y poco antes de caer fulminada, se le oye decir: "¡Bah, estos franceses…! ¿De qué les servirá haberme matado? ¡Si cuando menos esto les hiciera ganar la guerra! ¡Ya verán…!"
Cuando delante del pelotón de fusilamiento le preguntaron si tenía alguna revelación que hacer, “Mata Hari” respondió: “Ninguna y si tuviera alguna, me la guardaría para mí”.
Margaretha Zelle muere fusilada, en la Fortaleza de Vincennes, a los 41 años de edad. Murió en el acto. Era el 15 de octubre de 1917 y su cuerpo, al no ser reclamado por nadie, fue utilizado por los estudiantes de medicina, algo que se hacía normalmente en estos casos.
Mata Hari arriesgó su vida sin ser demasiado consciente de ello. Su muerte, sin embargo, dio paso al mito de una de las mujeres más enigmáticas de principios del siglo XX. Un enigma que ella misma se encargó de extender.
(Fuentes : Mujeres en la Historia. "La espía" de Paulo Coelho. Service historique de la Défense, Historias de nuestra Historia, Busca Biografías, El País)
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