Aún no era una gran estrella cuando Kevin Costner decidió arriesgar y apostar para sacar adelante un proyecto audaz: una película que reivindicaría la figura de los nativos americanos, apostaría por un mensaje inequívocamente ecologista y humanista, con gran parte de los diálogos en dialecto original y con subtítulos en pantalla.
Michael Blake,el guionista, le pasó unas pocas páginas de un western atípico en el que estaba trabajando, una historia de tintes crepusculares y tremendamente ecologista que en cierto modo invertía los parámetros del género, ya que los indios eran los héroes del relato y los invasores blancos no salían muy bien parados.
Costner, que ya destacó en «Los intocables de Eliot Ness» , le encargó que lo convirtiera en guion para la que sería su primera obra como director de cine.
Kevin Costner tardó cinco años en completar «Bailando con lobos», convertido en clásico gracias, en gran parte, a los siete Óscar que cosechó en su día, incluidos mejor película y mejor director.
Uno de los mayores aciertos de la cinta es su cuidadísima fotografía y su banda sonora. obra del compositor John Barry.
La historia de «Bailando con Lobos» transcurre en 1860, época en la que los colonos comenzaron a emigrar hacia el Oeste, a los territorios de las tribus nativas. Empujado por el deseo de conocer la última frontera antes de que ésta desaparezca, John J. Dunbar, soldado en las filas de la Unión, entra en contacto con el pueblo Sioux.
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