Unos días antes de la famosa entrevista con Hitler en Hendaya, el jefe de las SS (policía nazi) Henrich Himmler, pisaba suelo español en visita al dictador Francisco Franco.
El 20 de octubre entraba en la Estación del Norte en Madrid. Gigantescas esvásticas, mezcladas con símbolos falangistas y franquistas, se adherían a las vigas y las cristaleras. Le esperaban soldados con uniforme de gala, alineados en el andén. Sonó el himno alemán y presentaron armas tras el saludo de recibimiento de Serrano Suñer, que le aguardaba en la terminal. También le recibieron el entonces embajador de su país, Eberhard von Stohrer, junto a la élite militar y del Gobierno español. De ahí, montó en un Mercedes negro y fue trasladado al hotel Ritz.
El franquismo «vistió» la visita de viaje de cortesía, pero el jefe de las SS vino para otras cuestiones, evidentemente. Abordaría temas relacionados con la seguridad a la hora de organizar el encuentro entre ambos dictadores , aunque es cierto que Himmler también tenía por objetivo tratar las crecientes relaciones policiales hispano-germanas.
Los informes oficiales del franquismo dieron la impresión de que «la visita del Himmler era principalmente una escapada turística». Visitó San Sebastián y Burgos , se entrevistó con Franco en El Pardo y lo llevaron a Toledo a visitar El Alcázar y a una corrida de toros en su honor. Visitó el Prado y el museo arqueológico de Madrid, estudió meticulosamente un mapa de las invasiones bárbaras y le pidió al director del museo varias copias de algunos materiales allí expuestos.
Había creado la «Ahnenerbe», sociedad presidida por el propio Himmler que trataba de demostrar mediante la arqueología y otras disciplinas la supuesta superioridad de la raza aria. Según sus propias anotaciones : «... uno todavía puede ver en las fisionomías del norte de España rastros de sangre alemana que ha ido perdiendo el Reich a lo largo de los siglos». Himmler creyó ver en España «rastros» de esa raza aria superior que el nazismo ensalzaba.
Gran creyente de las ciencias ocultas , el viaje de Himmler a España también tuvo un carácter ocultista, que quedó reflejado en algunas anotaciones de su agenda personal durante las visitas a las excavaciones visigodas en Segovia, al monasterio de El Escorial en Madrid, a la judería de la ciudad de Toledo y al monasterio de Montserrat. Himmler trató de convencer a los monjes de que la «Moreneta», pese a su color de piel, ocultaba en la finura de sus facciones rasgos claramente arios.
Gracias al testimonio entre otros de Andreu Ripol del monasterio de Montserrat, por entonces joven fraile que hablaba perfecto alemán, se ha podido saber que Himmler (obsesionado por todo tipo de crónicas, estudios y literaturas fantásticas), creyó poder encontrar el Santo Grial. e iba determinado a rescatarlo, para así dotar al nazismo de poderes mágicos con los que ganar la guerra y dominar el mundo.
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