La fotógrafa y periodista Lee Miller está en Múnich, en el apartamento de Hitler. Esa misma mañana ha visitado el campo de Dachau y viene con las botas sucias. Se le ha ocurrido preparar esta foto en la bañera del dictador. Es el 30 de abril de 1945. Ese mismo día Hitler se había suicidado en Berlín.
El retrato de Hitler a un lado, la alfombra manchada con las botas y ese punto de glamour que nunca la abandonó... La fotografía la hizo su compañero David Sherman y es realmente una foto histórica. Ella reconoció que ese día se bañó de verdad en esa bañera y durmió en la cama que ocuparon Hitler y Eva Braun.
En 1929 se cansó y decidió que quería ser fotógrafa. Se fue a París, a trabajar con Man Ray, uno de los fotógrafos surrealistas más prestigiosos. Allí conoció al círculo artístico de moda: Picasso, Cocteau, Miró...
En 1944 se convirtió en corresponsal de guerra acreditada por el ejército de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial y ahí surgió la foto de la bañera.
Al acabar la guerra quedó muy tocada por lo que había visto y abandonó la fotografía. Se dedicó a la alta cocina y se reinventó a sí misma como cocinera gourmet famosa.
Murió en 1977. En ese momento su familia descubrió su archivo fotográfico sin publicar, uno de los más fascinantes de su época.
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