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El Golpe ( The Sting)


Cuatro años después de "Dos hombres y un destino", el director George Roy Hill volvió a reunir en 1973 a la pareja Newman–Redford en una brillante comedia con tintes melancólicos, ambientada en el Illinois de los años 30; en esta ocasión, para interpretar a dos timadores, aprendiz y experto, que se unen para dar su "me­recido" a un poderoso mafioso de Chi­cago, responsable del asesinato de un amigo de ambos.



"El golpe"
iba a ser una película de timadores de bajo presupuesto; sin embargo, un guión tan perfecto (basado en la novela "The Big Con" de David W. Maurer) era imposible que pasara desapercibido para la industria del Cine. Así que George Roy Hill se empeñó con el proyecto y la maquinaria de Hollywood se puso en funcionamiento. Para algunos sólo iba a ser el reencuentro comercial de dos actores , Paul Newman y Robert Redford , que ya habían triunfado en el western "Dos hombres y un destino". El resto es leyenda.




"El golpe" esconde una men­tira den­­­tro de otra mentira en su aparente estructura clásica dividida en actos (encabezados con carátulas típicas de los años 30 en los que está ambientada la historia). La historia engancha desde el principio y convierte a los espectadores en "cómplices" de las distintas tramas hasta el inesperado y sorprendente final.




Muchas razones hacen imperecedera esta película, (que ganó 7 premios Oscar, entre ellos a la Mejor Película y al Mejor Director): La química entre los protagonistas, la juguetona y pegadiza música de Scott Joplin, la fotografía en tonos ocres, el elegante vestuario y la cuidada recreación de los escenarios. Un reparto excelentemente elegido acompañan a Newman y Redford , encabezado por Robert Shaw, cuyo personaje finalmente aparecía con ese "cojeo" debido a que el actor sufrió un pequeño accidente días antes de empezar el rodaje de la película. 




Es justo decir que los temas musicales de Scott Joplin (retocados por el gran Marvin Hamlisch) en realidad son completamente anacrónicos respecto a la trama y su marco histórico. La historia se desarrolla a mediados de la década de los 30, y la música Ragtime de Joplin es, por lo menos, dos décadas más antigua. Pero los temas (todos ellos) van como anillo al dedo con la historia. Les otorga a las imágenes su carácter al mismo tiempo juguetón y melancólico, y reviste el conjunto de una gran elegancia. Aunque al conjunto, precisamente lo que no le falta, es elegancia.


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