Gilda es Rita Hayworth. Un guante, una canción ( cuya voz real corresponde a la cantante Anita Ellis).y una escena tremendamente sensual. Un mito erótico que adquirió vida propia al margen de su creadora. “Nunca hubo una mujer como Gilda”, así la promocionaron.
El estreno de "Gilda" tuvo lugar el 14 de febrero de 1946 , película de cine negro dirigida por Charles Vidor y protagonizada por Rita Hayworth y Glenn Ford. El éxito fue inmediato y la escena del guante tan escandalizadora que su proyección fue prohibida en algunos países.
Seguramente Rita Hayworth es de las mujeres más guapas de la historia del cine, pero detrás de esa frívola imagen que mostró en “Gilda” había una mujer frágil e insegura, que escondía una gran infelicidad.
Antes de ser Gilda, ella era Margarita Carmen Cansino, nacida en Brooklyn en 1918, hija de padres bailarines: Eduardo Cansino, un sevillano que emigró a Estados Unidos, y Volga Hayworth, bailarina anglo-irlandesa. Su infancia no fue feliz. A los tres años empezó a bailar y a los 13 ya era profesional. Su padre había decidido que aquella niña formase pareja artística con él y apenas fue a la escuela. Su vida de niña se resumía en ensayar, ensayar y ensayar.
Cuando creció y se convirtió en una adolescente llamativa y exuberante, su padre la exhibía, consciente de su atractivo físico. La explotaba en todos los sentidos, al parecer también sexualmente, algo que la marcó profundamente.
Debutó en el cine a los 16 años y su ascenso fue imparable en una sucesión de comedias donde lucía sus dotes de bailarina. Paralelamente a su vida profesional, también una sucesión de historias amorosas que siempre acababan mal. Rita se escondía detrás de los hombres y se dejaba llevar.
Los hombres que pasaron por su vida la modelan y deciden cual debía ser su papel, tal como como hizo su padre. Le cambiaron el color del pelo, la hicieron adelgazar, borraron su aspecto latino y le cambiaron el nombre.
Los fracasos sentimentales y la incapacidad para tomar las riendas de su propia vida, la llevaron a refugiarse en el alcohol. Incapaz de recordar los diálogos, con un aspecto visiblemente desmejorado y susceptible a cambios de humor repentinos, las puertas del cine se fueron cerrando para ella poco a poco.
Y aunque muchos veían en esta mujer una especie de juguete roto, desgastado por las rupturas y la bebida, lo que en realidad padecía era alzhéimer, enfermedad de la que murió a los 68 años. Unos años antes, cuando Orson Welles ( el único hombre con el que Rita fue feliz, según confesó ella) la visitó y la besó en la mejilla, no le reconoció. Entre tantas vidas, Rita, Gilda o Margarita Carmen Cansino... olvidó también quién era ella.
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