“Pensamos demasiado y sentimos muy poco…”
Director de cine y actor, también era el guionista de sus películas y el compositor de la mayoría de sus bandas sonoras.
Con "El gran dictador" (1940) Chaplin la lía otra vez. A lo largo de tres años abandona las comodidades del éxito y se enfanga por propia voluntad en un terreno peligroso, donde deberá enfrentarse a las presiones de medio mundo, a la posibilidad de un fracaso profesional y económico de consecuencias fatales... y a la Alemania nazi.
Contra viento, marea y los gobiernos de medio mundo, Chaplin empieza a darle vueltas a la idea en 1937, mientras media Europa mira con mayor suspicacia a la Unión Soviética que a la Alemania nazi y el desangre de la guerra civil española parece el preludio de una catástrofe que hay que evitar a toda costa.
Cuando el gobierno británico, que lleva meses haciendo malabarismos diplomáticos con los nazis, se entera de las intenciones de Chaplin se pone de los nervios y le avisa de que su película no se estrenará en el Reino Unido. Los estudios americanos hacen lo mismo: Nadie quiere esa película.
El rodaje empieza en 1939 y se prolonga durante 539 largos, tensos y extenuantes días. Paramount Pictures tiene los derechos de una novela llamada "El dictador", por lo que Chaplin se ve obligado a introducir "gran" al título de su película, o se arriesga a una demanda.
Cansado, Chaplin teme por el futuro y la idoneidad de un proyecto por el que ha tenido que batallar en muchos frentes, incluido el de una opinión pública que no necesariamente le va a aplaudir la osadía de poner a parir a Hitler. Y entonces ocurren dos cosas: la primera, que el presidente Franklin Delano Roosevelt ofrece su apoyo y el de la Casa Blanca a Chaplin para que continúe con la película. La segunda cosa que ocurre, más decisiva incluso, es que Alemania invade Polonia. Ha estallado la Segunda Guerra Mundial.
“El tiempo es el mejor autor, siempre encuentra un final perfecto”
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